Para cuidar correctamente la piel, debemos primero lavarla, después aplicar un tónico y finalmente una crema de tratamiento. Pero en la mayoría de los casos, la aplicación del tónico nos la saltamos muy a menudo, ya que no tenemos claro su finalidad.
La función básica del tónico es restaurar el PH fisiológico de la piel , aportar suavidad, frescor y prepararla para recibir cualquier otro producto como exfoliante, serum o crema hidratante.
Es primordial en la rutina de belleza femenina y debe de ser usado, dos veces al día, entre la limpieza de cutis y la crema hidratante. También se puede utilizar a mitad del día para refrescar y rehidratar la piel, incluso sobre el maquillaje.
Dependiendo de los componentes, podemos encontrar diferentes tipos de tónicos y con propiedades adaptadas para cada tipo de piel:
- Astringentes: destinados a las pieles más grasas; ayudan a cerrar los poros y a controlar la grasa.
- Emolientes: para tratar pieles que necesiten algo más de hidratación.
- Estimulantes: para tersar y suavizar la piel.
- Calmantes: poseen una acción descongestiva, indicado para las pieles más sensibles.
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